Ven acá granuja
¿Dónde andas so
guaja?
hoy te mondo los
huesos a palos.
No llores ni
huyas por que no
te escapas
yo no sé lo que
hacer ya contigo
me tienes mú
jarta.
¡A tí ya no te
valen palabras,
a tí ya no te
valen razones
ni riñas ni
encierros ni
golpes ni nada!
Te dije al
marcharme:
levántate pronto
y estira esos
huesos
y dobla las
mantas y
enciende la
lumbre
y arrima el
puchero y
enjuaga las
ollas
y barre la casa
Y vengo y me
encuentro,
¡grandísimo
pillo!
la lumbre sin
brasas,
la puchera sin
caldo ni prigue,
la vivienda peor
que una cuadra,
la burra sin
pienso
las pilas sin
agua
¿Segaste la
hierba?
¿Trajiste la
paja?
¿Regaste los
tiestos?
¿Cerniste la
harina?
¿Clavaste la
estaca?
¿Comió la
cordera?
¿Bebió la
lechona?
¿Cogiste los
huevos?
¿Mudaste la
cabra?
hum!
¿Y a tí qué te
importa?
¿pa que quies
cansarte?
si aquí está la
burra que todo
te lo jaga
Te piensas
granuja
que al estar tu
madre jechita
una negra
quemándose el
alma
mientras tu me
malgastas el
tiempo
que dá más que
lástima
Jecho un ropa
suelta...
hecho un
rajamantas...
por esas
callejas detrás
de los perros
por esos regatos
tirando a las
ranas
o cogiendo nidos
en las
zarzamoras
¡Qué así estás
de lindo
grandísimo
guaja!
¿Y ese siete tan
guapo en la
blusa?
¿Y esos
pantalones tan
llenos de
manchas?
¡hum!
¡que gorra más
limpia!
¡que medias tan
majas!
¡que pelos tan
lindos!
que cuello, que
puños, que
codos, ¡que
mangas!
Yo no sé lo que
hacer ya contigo
me tienes muy
harta
De sobra conoces
que somos
solitos...
que ya no
tenemos quien
nos lo ganaba...
que la vida de
toditos los
pobres es vida
de lágrimas...
¡pero ni por
esas!
a tí que te
dejen roncando
en la cama
y te pongan la
mesa tres veces
y rueden los
días y viva la
holganza
¡Súbete esos
calzones so
pillo!
¡átate esos
zapatos so
randa!
límpiate esos
mocos, lávate
esa cara
y vete ahora
mismo donde no
te vea
que me tienes,
me tienes muy
harta
Te aseguro
chiquitín
te aseguro que
esto te se acaba
Endende mañana
¡a la cola del
burro!
Conmigo a la
plaza, conmigo
al molino,
conmigo a la
jaza
a sudar fatigas,
a mojarte el
alma,
ya verás las
penitas que
cuesta...
ya verás con que
ahogo se gana
este pan
que tan
comodamente, ¡a
lo bobo!
¡a lo bobo te
zampas!
y ahora ¡A la
cama!, ¡A la
cama!
La aurora se
acerca
espléndida,
diáfana,
lentamente
despliegan las
nubes su manto
de escarcha,
la madre afanosa
se tira del
lecho
y sus toscos
aperos prepara
que ya espera
más ruda que
nunca la brega
diaria.
Cariñosa y
tierna se acerca
hasta el lecho
donde el niño
cándido,
tranquilo
descansa,
un instante
contempla
amorosa
su faz sonrosada
y después...
Con cariño
ferviente
dando un beso en
sus labios
exclama:
¿Yo turbar este
sueño tan dulce?
¡no fuera quien
soy ni tubiera
entrañas!...
¡juega, brinca y
destroza hijo
mío!...
¡tu madre lo
gana!