El olfato llevó a la zorra hasta
un gallinero protegido por una
alambrada, donde las gallinas
engordaban y ponían huevos.
Viendo la zorra que la malla
metálica era demasiado alta como
para saltarla, se guardó de
intentarlo y discurrió una
estrategia.
Se acercó sigilosa, sin ser
vista, hasta un arbusto que
crecía al lado del gallinero y
desde allí comenzó a gritar,
poniendo voz de gallina: "¡Sococorro,
socococorro! Ayudadme
compañeras, se ha metido una
comadreja dentro del gallinero y
me esta atacando. ¡Sococorro!
Venid a ayudarme o nos matará a
todas."
Las gallinas, como esperaba la
zorra, hicieron honor a su
nombre y corrieron despavoridas
por todo el gallinero, muchas
saltaron, ayudadas por sus alas,
fuera de él para salvarse.
Pero, la astuta zorra las estaba
esperando, y, por supuesto, dio
buena cuenta del emplumado
banquete.
Esta táctica es empleada a
menudo por los políticos en
tiempo de elecciones, que nos
presentan a sus opositores como
alimañas, para que vayamos
directos a las fauces de ellos.
B.C.A.